
Cuando las cosas no solo se caen una vez, sino dos y hasta tres veces.
No hay mucho por hacer.
Su naturaleza es caída.
Caída como la de aquellos ángeles rebeldes, o de aquel rey que estaba en el zarso.
Así como la torre de babel, el coco que sube rápido, o el peso colombiano.
Es un mal que aqueja tanto a toxicómanos como a infieles, que como los alfiles se van de ladito.
Ni los peones, el estado, la iglesia e incluso tus ídolos se escapan del estrepitoso descenso.
La vida es un gran engaño ¿Sabes?
Subes y bajas, pero si te da por llevar la cuenta, créeme, son más las caídas.
Es como un caballo de troya esperando la caída de la noche para darte una sorpresa.
Por eso es mejor quedarse muy cerca del suelo, la tierra firme te da otra percepción de la vida, una menos etérea.
Creo que la altivez y la arrogancia están sobre valoradas.
Es abajo, donde reina la ignorancia que se es feliz, siempre se tiene hambre y nunca se pierde la capacidad de asombro.
Del piso solo te caes cuando… Bueno, miento, incluso caerte de tu propia altura puede ser un jaque mate, tanto o más que caer de la cama mientras duermes.
Dicen los ensoñadores que en los sueños no es recomendado tomar mucho vuelo.
Newton no supo de la existencia de los dinosaurios, pero fue su ley lo que ayudó a comprobar que los extinguió.
Es un asunto de gravedad, lo afecta todo.